“La sexualidad no es una elección, ni un estilo de vida, ni una preferencia; es algo con lo que naces. Nadie elige ser heterosexual u homosexual, simplemente lo es. Punto”. Es la opinión de la doctora Anagloria Mora, sexóloga y psicoterapeuta de Miami.
La sexualidad se reconoce desde niños, se desarrolla en la adolescencia, forma parte de la identidad propia y no es una decisión. “Es la orientación sexual del ser humano, o sea, por quién te sientes atraído de una manera romántica-erótica”. Anagloria Mora, psicoterapeuta y sexóloga, explica que ya desde la infancia se es consciente de ello. “Tú sabes, a los 7 u 8 años, quién te atrae, un niño o una niña. No vas a hacer nada físicamente, no tienes el concepto de lo que es la sexualidad ni el romanticismo, pero sabes quién te atrae, quién te hace sentir bien, quién te da esa sensación”.La orientación sexual sigue igual, no cambia, pero al llegar a la pubertad ya hay una concepción más clara de la sexualidad; los gustos se intensifican y adquieren un carácter más romántico. Como nos explica la doctora Mora, tampoco cambiará al finalizar la adolescencia ni durante la adultez. Otra cuestión es cuándo se asume esa sexualidad. ‘Salir del armario’ es un proceso por el que pasa toda persona homosexual, y se refiere al momento en que ella admite ante su familia, sus amigos y la sociedad que le gusta las personas de su mismo sexo. No es igual de fácil para todos, y según la experta, la razón de ello es el temor.
“Es el miedo básico que siente todo ser humano a ser rechazado”. Toda persona necesita sentirse parte de un grupo y tener contacto con otros, y lo que le paraliza es el temor a ser rechazada por la sociedad o por su propia familia. Ésta es la razón por la que muchas personas no lo admiten hasta llegar a una edad muy avanzada. “Y ahí es donde se ve a los abuelitos que se divorcian después de 23 años y, de repente, viven con una pareja del mismo sexo. Entonces es cuando la gente se pregunta: “Oye, ¿te enteraste que el abuelo Fernando se hizo ‘gay’?”. No, el abuelo Fernando siempre fue ‘gay’, lo que pasa es que, por ese temor a perder su conexión con otros, hizo lo que, entre comillas, ‘tenía que hacer’, es decir, era casarse, formar una familia, tener hijos y nietos… hasta que no pudo más”.
Diferencias entre sexos
Por su parte, los hombres se encasillan más fácilmente. La experimentación y el juego permisible para una niña no lo son para un niño, quien puede quedar etiquetado para toda su vida.Sin embargo, también la homosexualidad, la bisexualidad y su visión son diferentes para hombres y mujeres. “En esto de la sexualidad del ser humano hay estándares dobles tremendos. Por un lado, a la mujer se le inculca que sea siempre muy sumisa y muy callada sobre su sexualidad; pero por el otro lado, se le permite hacer ciertas cosas”. Interacciones entre mujeres socialmente aceptadas no lo son si se dan entre dos hombres; lo que, por otro lado, también es una forma de ‘desexualización de la mujer’. Otra faceta de la homosexualidad femenina que no se da en el caso de los hombres es que es una fantasía. Se considera algo erótico y sensual, pero no así tratándose de hombres. Ellos sueñan con dos mujeres besándose, pero no pasa lo mismo a la inversa.
También existe una tercera vía: la bisexualidad. “Un ser humano puede sentir atracción erótica por ambos sexos y sentir placer al tener relaciones sexuales tanto con un hombre como con una mujer. Sin embargo, por lo regular, emocionalmente esa persona se siente atraída por uno de los dos sexos,” explica la doctora. Sentimentalmente te sientes más identificado con uno, pero te atraen y disfrutas con ambos sexos. En este caso, la perspectiva también es diferente para los hombres que, más que bisexuales, se consideran ‘gays reprimidos’.
¿Es moderna la libertad sexual?
Es una cuestión de casillas, y ahora tienes que encajar en una. La sexualidad humana ha sido constantemente reprimida a lo largo de la historia, y la homosexualidad no es una excepción. Como explica la doctora Mora, las múltiples facetas de la sexualidad han sido reprimidas y encasilladas con el paso de los siglos mediante el control de las religiones o la política, y lo que antes se consideraba natural pasó a ser pecaminoso o ilegal.
“La homosexualidad, la bisexualidad, la transexualidad, la ‘transgeneridad’, la transexualidad y todas las diversas facetas de la sexualidad humana han existido toda la vida. Ahora es que hay una casilla para cual cosa y, por lo tanto, con esa casilla vienen muchos prejuicios también; y si no tienen dónde ponerte y dónde localizarte, entonces eres raro, estás enfermo o tienes un problema,” puntualiza la sexóloga.
“Es el miedo básico que siente todo ser humano a ser rechazado”. Toda persona necesita sentirse parte de un grupo y tener contacto con otros, y lo que le paraliza es el temor a ser rechazada por la sociedad o por su propia familia. Ésta es la razón por la que muchas personas no lo admiten hasta llegar a una edad muy avanzada. “Y ahí es donde se ve a los abuelitos que se divorcian después de 23 años y, de repente, viven con una pareja del mismo sexo. Entonces es cuando la gente se pregunta: “Oye, ¿te enteraste que el abuelo Fernando se hizo ‘gay’?”. No, el abuelo Fernando siempre fue ‘gay’, lo que pasa es que, por ese temor a perder su conexión con otros, hizo lo que, entre comillas, ‘tenía que hacer’, es decir, era casarse, formar una familia, tener hijos y nietos… hasta que no pudo más”.
Diferencias entre sexos
Por su parte, los hombres se encasillan más fácilmente. La experimentación y el juego permisible para una niña no lo son para un niño, quien puede quedar etiquetado para toda su vida.Sin embargo, también la homosexualidad, la bisexualidad y su visión son diferentes para hombres y mujeres. “En esto de la sexualidad del ser humano hay estándares dobles tremendos. Por un lado, a la mujer se le inculca que sea siempre muy sumisa y muy callada sobre su sexualidad; pero por el otro lado, se le permite hacer ciertas cosas”. Interacciones entre mujeres socialmente aceptadas no lo son si se dan entre dos hombres; lo que, por otro lado, también es una forma de ‘desexualización de la mujer’. Otra faceta de la homosexualidad femenina que no se da en el caso de los hombres es que es una fantasía. Se considera algo erótico y sensual, pero no así tratándose de hombres. Ellos sueñan con dos mujeres besándose, pero no pasa lo mismo a la inversa.
También existe una tercera vía: la bisexualidad. “Un ser humano puede sentir atracción erótica por ambos sexos y sentir placer al tener relaciones sexuales tanto con un hombre como con una mujer. Sin embargo, por lo regular, emocionalmente esa persona se siente atraída por uno de los dos sexos,” explica la doctora. Sentimentalmente te sientes más identificado con uno, pero te atraen y disfrutas con ambos sexos. En este caso, la perspectiva también es diferente para los hombres que, más que bisexuales, se consideran ‘gays reprimidos’.
¿Es moderna la libertad sexual?
Es una cuestión de casillas, y ahora tienes que encajar en una. La sexualidad humana ha sido constantemente reprimida a lo largo de la historia, y la homosexualidad no es una excepción. Como explica la doctora Mora, las múltiples facetas de la sexualidad han sido reprimidas y encasilladas con el paso de los siglos mediante el control de las religiones o la política, y lo que antes se consideraba natural pasó a ser pecaminoso o ilegal.
“La homosexualidad, la bisexualidad, la transexualidad, la ‘transgeneridad’, la transexualidad y todas las diversas facetas de la sexualidad humana han existido toda la vida. Ahora es que hay una casilla para cual cosa y, por lo tanto, con esa casilla vienen muchos prejuicios también; y si no tienen dónde ponerte y dónde localizarte, entonces eres raro, estás enfermo o tienes un problema,” puntualiza la sexóloga.
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