19 feb 2014

El vello púbico, un enigma más de nuestro cuerpo

El hecho de que este aparezca durante la pubertad han llevado a algunos antropólogos a sugerir que se trata de un ornamento sexual que podría estar relacionado con la transmisión de feromonas sexuales.

Si bien la pérdida de pelo corporal de nuestros ancestros nos convirtió en el único mono desnudo del planeta ¿Por qué no perdimos también el vello púbico en el transcurso de la evolución? La resolución de este enigma estaría oculta en un insecto nada popular, los piojos.

Según Pau Carazo, investigador en el Departamento de Zoología de la Universidad de Oxford, este tipo de parásito ha ido evolucionando junto a nuestros antepasados, a lo largo de nuestra historia evolutiva.

Por ejemplo, los piojos que encontramos en los gorilas, del género Pthirus, son diferentes a los que encontramos en humanos y chimpancés, del género Pediculus, poco después que tomaron caminos evolutivos distintos, hace unos 6 millones de años.

Desde entonces, los piojos del cabello humano sobrevivieron refugiados en nuestro cabeza sin poder colonizar nuevos ambientes, ya que nuestro escaso vello corporal les impedía expandirse. Sin embargo, los humanos comenzaron a cubrirse el cuerpo con ropa y esto permitió a los piojos del cabello recolonizar y convertirse en los piojos del cuerpo humano (Pediculus humanus corporis).


Esta interesante genealogía parásita nos proporciona algunas pistas sobre el origen de nuestro vello púbico. Concretamente, se bebe a una especie muy particular de piojo y que algunos humanos cobijan en su parte íntima. Se trata del "piojillo" (Pthirus pubis), también conocido como el piojo del vello púbico.

Pues bien, resulta que esta especie no pertenece al grupo que evolucionó con chimpancés y humanos, sino al grupo de los piojos de los gorilas, un grupo que se especializa en vello más grueso que el de nuestro cabello. Esto sugiere que el piojillo del vello púbico habría recolonizado nuestro cuerpo directamente desde los gorilas, mucho después de que gorilas y humanos tomásemos caminos evolutivos distintos.

En resumen, el árbol genealógico de los piojos sugiere que nuestro grueso vello púbico apareció mucho después de convertirnos en un mono desnudo, y por tanto muy probablemente con una función completamente distinta a la del resto de nuestro vello corporal.

¿Cuál sería el motivo de su aparición?

El hecho de que este aparezca durante la pubertad han llevado a algunos antropólogos a sugerir que se trata de un ornamento sexual que podría estar relacionado con la transmisión de feromonas sexuales (sustancias químicas atractivas para el sexo opuesto).

Esta posibilidad encaja bien con la presencia de glándulas apocrinas en la región del perineo (entre el ano y los genitales), que además crecen en tamaño y se activan durante la pubertad al mismo tiempo en que crece el vello púbico.

Este tipo de glándulas del sudor están relacionadas con la secreción de feromonas sexuales en muchos mamíferos, donde con frecuencia van acompañadas de mechones de pelo que sirven literalmente para atrapar las feromonas emitidas, favoreciendo así su detección por parte de otros individuos.

Sin embargo, y a pesar de estos paralelismos, no existe evidencia firme que demuestre esta función en humanos, por lo que el vello púbico permanece de momento como un enigma más de nuestro cuerpo.

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