5 may 2018

Cómo ser un buen activo (y que el pasivo quiera repetir)

A estas alturas ya quedan muy atrás (o deberían quedar) esos estereotipos y falsas creencias que relacionan los roles de activo y pasivo dentro de una relación gay con determinadas funciones y modos de comportarse durante el sexo. Ni uno tiene por qué limitarse a quedarse quieto y recibir sexo anal ni el otro debe cumplir con el cliché de hombre muy masculino que tiene como única misión meter. Dejando a un lado las etiquetas, nunca viene mal una serie de consejos para disfrutar y hacer disfrutar más a la otra persona. Si quieres ser un buen activo de verdad, ¡no te pierdas esta pequeña guía!
Calienta motores

La importancia de los preliminares siempre sale a relucir cuando se habla de iniciar una relación sexual. Su relevancia es real y, precisamente por lo necesarios que resultan esos juegos para calentar motores, es muy aconsejable llevarlos a cabo. Son los que inician la relación sexual, los que ayudan a relajarse y, a la vez, excitarse aún más.


Dentro de una relación sexual gay, un buen activo debe prestar mucha atención a los preliminares para que el pasivo se vaya sintiendo más a gusto. Besos, caricias, masajes, masturbaciones, felaciones… Puedes estimularle de muchas formas para que se vaya relajando. Cuando creas que se siente más cómodo, dedica atención a su ano. Acarícialo, chúpalo, lubrícalo y ve introduciendo poco a poco un dedo para ir abriendo camino.

Lubrícate, lubrícale

En los sex shops, farmacias e incluso supermercados puedes encontrar a uno de tus mejores aliados para el sexo anal: el lubricante. Después de haberle realizado un buen beso negro al pasivo, su esfínter anal estará mucho más dilatado y preparado para que entre tu pene erecto. Aún así, sobre todo si tu compañero sexual es principiante, no está de más que utilicéis un buen lubricante. Se lo puede poner él mismo o puedes aplicarlo tú directamente en su ano, aprovechando así para realizarle un masaje con los dedos y estimularlo mientras le pones a cien.

Una vez te hayas puesto el condón, puedes esparcir el lubricante también sobre tu pene, así la penetración será mucho más sencilla y podrás deslizarte mucho mejor durante la misma. Ten en cuenta que no todos los lubricantes son iguales y que existen geles especiales para la penetración anal que ayudan a dilatar

Entra despacito

No seas bestia, la penetración anal puede doler si no se hace con cuidado. Puede que os guste el sexo salvaje, pero podéis dejarlo para más adelante. No entres como si estuvieses jugando un partido en un equipo de rugby. Eso que tienes ahí es un pene, está erecto y puede que sea bastante grande. Vale que los dos tenéis muchas ganas, pero no querrás que la cosa acabe en drama y le dejes dolorido al meter el pene demasiado rápido.

Las prisas muchas veces pueden estropear una buena sesión de sexo y si le haces daño en el ano al introducir tu pene de forma muy brusca, se os cortará el rollo a ambos. En el caso de que esto ocurra, podéis esperar y retomarlo después o bien hacer otras cosas. Un buen activo debe saber que la penetración no lo es todo en una relación sexual. ¡Demuestra que sabes pasártelo bien y haz que él disfrute!

Cambia de postura, de ritmo y pregúntale cómo se siente

Un buen activo es una persona atenta y que se preocupa también de que su pareja esté disfrutando del sexo. Si es la primera vez que estáis juntos, estate muy pendiente de las sensaciones del pasivo. Fíjate en sus gestos, en qué le gusta y qué no y pregúntale de vez en cuando mientras le estás penetrando. Sin repetirte demasiado ni resultar pesado, molestarte en saber cómo se siente hará que el pasivo esté mucho más tranquilo y receptivo.

Es mejor que empieces la penetración poco a poco y el ritmo sea suave al principio. Lo ideal es que lo vayáis marcando los dos, pero puedes dejar que él lleve las riendas y sea quien acelere o ralentice. Id probando distintas velocidades y posturas. Hay vida más allá del clásico perrito. Quizás al principio se sienta más cómodo con un misionero en el que pueda verte la cara… o tal vez todo lo contrario. Ve probando posturas. Tampoco se trata de que vuestra habitación parezca el Circo del Sol, pero está bien experimentar diferentes posiciones y ver cuál es más cómoda y os hace disfrutar más.

Déjale que descanse de vez en cuando

Pensarás que el que se cansa eres tú, que eres el que se mueve, pero quién sabe… quizás él esté sentado encima de ti y sea quien lleve el control. Sea como sea, puede que su ano necesite una tregua, sobre todo si llevas un rato penetrándole. Una sesión maratoniana de sexo anal le puede resultar molesta si no está acostumbrado a hacerlo, si está algo nervioso o si tu pene es grande. Dale un descanso. Puedes hacer pausas de vez en cuando y aprovechar para practicarle sexo oral a tu pareja.

Piensa también que no estás solo. Durante la penetración, no estés pendiente solo de correrte tú. Podéis comunicaros para hacerlo a la vez o primero uno y después otro. No te olvides que él también tiene pene y que puedes estimulárselo al mismo tiempo.

Roles aparte, para tener un sexo seguro no olvides llevar siempre condones. Si no tenéis una relación estable y pruebas médicas que demuestren que estáis libres de ETS, no os pongáis en riesgo. El activo no tiene por qué ser el que siempre lleve los preservativos, pero tu responsabilidad personal es hacerlo, independientemente de tu rol sexual. El mejor activo es, sin duda, el que disfruta de un sexo seguro.


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