5 ene 2020

Represión de la sexualidad: la causa de muchos males

La raíz de muchos de los males que aquejan a la sociedad contemporánea es la negación de la sexualidad natural. Cuando esta es reprimida, negada o vivificada, los deseos e impulsos naturales  quedan atrapados en una zona intermedia del subconsciente, rebotando de un lado a otro, afectando adversamente la formación del carácter, creando tensión, alimentando fantasías, degenerándose poco a poco hasta que, cuando finalmente emergen al exterior, lo hacen como impulsos degenerados, destructivos, en busca de una reivindicación, de libertad, de una salvación enfermiza.

En la mayoría de los casos, la identidad personal se desarrollará en base a la sexualidad natural. En otros, la capa de represión intermedia es percibida como fuente de maldad, de inestabilidad emocional.
En casos específicos, sin embargo, la represión sexual consigue neutralizar y ocultar la sexualidad natural al punto que los impulsos sexuales no llegan a la plena conciencia, sino son reprimidos y transformados por la barrera intermedia en su opuesto. De ahí surgen identidades sexuales secundarias y opuestas a la identidad sexual natural.

La inmensa mayoría de las personas son, por naturaleza, heterosexuales. Pero también hay quienes son, por naturaleza, homosexuales, bisexuales y asexuales. Cuando los impulsos sexuales de estas personas son reprimidos, surge una identidad contraria a la naturaleza sexual original.

Por lo tanto, la represión sexual nos afecta a tod@s, no importa cuál sea la orientación sexual natural. Su efecto consiste en crear un área intermedia en el carácter que altera los impulsos sexuales naturales y positivos que emergen del núcleo psicológico y emocional y los transforma en impulsos secundarios, dañinos y corrompidos. Cuando la represión es extrema, los impulsos originales son tan reprimidos que no llegan al nivel de la conciencia, sino que son transformados en impulsos opuestos a sí mismos, generando una identidad opuesta al impulso sexual original.

Para evitar lo, hay que reconocer que la orientación sexual natural del ser humano tiene distintas vertientes. Todas válidas. Lo importante es que se reconozcan  y se provea a cada niñ@ el ambiente social en el que se pueda desarrollar plenamente en base a su propia naturaleza sexual. Si esa naturaleza es heterosexual, pues que se desarrolle como heterosexual. Si homosexual, como homosexual. Si bisexual, como bisexual. Si asexual, como asexual. Lo importante es reconocerle y proveerle ese espacio de soberanía personal, desde el nacimiento hasta la muerte, donde se pueda desarrollar en base a su naturaleza y sus determinaciones.

Respeto e información son la base para mejorar como sociedad.  Así garantizaríamos una libertad real, esa soberanía personal que cada ser humano, a lo largo y ancho de toda su vida ,debe poseer. Ese es el gran reto.

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