24 abr 2012

Ser infiel está en su naturaleza

Al parecer la infidelidad es para el hombre, como sospechan muchas mujeres, algo natural. El responsable es un gen, el alelo 334, que gestiona una hormona, la vasopresina. Esto concluyó una reciente investigación.
Fue como si le estamparan una bofetada, que bien pudo resonar en todo el vecindario a esa hora de la noche. Lo habían descubierto. La sospecha había llevado a su novia –con quien ya vivía hacía algunos meses– a seguir las señales y a hacer, finalmente, el doloroso hallazgo: los dedos de su novio entrelazados a otros que no eran los suyos, una mano perdida en sus cabellos, el aliento cercano.
Lo habían "pescado" y no había nada que pudiera hacer, salvo recibir la bofetada de pie. ¿Por qué lo hiciste?, reclamó ella, y él –pálido y perturbado– no tuvo respuesta.
La respuesta la daría tiempo después un equipo de científicos suecos: fue infiel simplemente porque estaba en sus genes. Este equipo del Instituto Karolinska de Suecia ha concluido que el impulso de tener relaciones sexuales con una persona distinta a su pareja puede estar en el ADN, como cualquier mal genético.
El alelo 334
Específicamente, el responsable de que esta escena se haya repetido en todo el mundo a lo largo de la historia es el alelo 334, porción de ADN que promueve la vasopresina, una hormona que participa también del orgasmo. Dos de cada cinco varones tienen esta variación genética.

No solo el hecho de ser infiel, sino el de tener problemas  para una convivencia en pareja están predispuestos por este gen. Según los resultados del estudio, esta relación se encuentra solo en los varones, mientras que en las mujeres este vínculo no existe.
"Los hombres con dos copias del gen tienen doble riesgo de experimentar conflictos en la relación y divorciarse, en comparación con los hombres sin ninguna copia", fue la explicación de Hasse Walum, el director del estudio.
Si bien a este Alelo 334 se le ha bautizado como el "gen de la infidelidad", se trataría más bien de un gen que predispone al bienestar y estabilidad con la pareja, facilitando e impulsando la atracción por una persona determinada. En cambio, la variación de ese gen es la que predispone a la conducta infiel, dice la investigación.
El estudio por supuesto ha levantado la polémica. Ha despertado la inquietud, por ejemplo, de si es necesario estar atento a la manifestación de este gen para decidirse o no a mantener un vínculo o relación con alguien
Con todo, quienes se encuentran en la otra parte de la polémica ponen todas sus esperanzas en el grado de lealtad y compromiso del caballero en cuestión. Y otros no tienen escollos en lanzar una advertencia en base a otro estudio, esta vez publicado en The Journal of Sexual Medicine, que anota que ser infiel puede traer graves problemas cardiovasculares... Así que mejor no se arriesgue. Piénselo dos veces. Piénselo.
Clave
 Otra investigación, de la Universidad de Binghamton (Nueva York), halló un gen ligado a la promiscuidad y la infidelidad. Se reveló que están ligadas a la mutación del gen DRD4, vinculado al receptor de dopamina D4.  Este receptor se une al efecto de placer en el organismo.

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