“En términos personales, para mí es importante confirmar que creo que las parejas del mismo sexo deberían poder casarse”, dijo Obama, y subrayó que estaba dando una opinión personal, fundada en una larga reflexión. “En el curso de muchos años, en conversaciones con amigos, familiares y vecinos, o cuando pienso en miembros de mi propio equipo que están profundamente comprometidos en relaciones monógamas, del mismo sexo, incluida la crianza de hijos…” dijo Obama en parte de su alocución.
Sin embargo, la opinión personal de un presidente es también una toma de posición política. Obama se vio de alguna manera obligado a dar a conocer su opinión. El domingo pasado, el vicepresidente Joe Biden, declaró que el matrimonio homosexual no representaba ningún problema para él. Esta declaración puso más presión aún sobre el presidente.
Recientemente, el Estado de Carolina del Norte plasmó en su Constitución, mediante referéndum, que el matrimonio solo puede celebrarse entre un hombre y una mujer. Con éste son ya 31 los Estados norteamericanos que prohíben las uniones homosexuales. Todo el mundo esperaba una respuesta de Barack Obama. Los feligreses afroamericanos exigían que se pronunciara, dado que muchos electores negros hacen campaña contra el matrimonio del mismo sexo por sus convicciones religiosas. Al mismo tiempo, estos votantes conforman la base de apoyo más fiel al mandatario.
La opinión sobre este tema es una cuestión moral, pero las posibles reacciones de la comunidad afroamericana están dentro de los cálculos políticos. No es de esperar que los electores negros le vuelvan la espalda a Obama solo por su aprobación del matrimonio homosexual. Los votantes conservadores, por su parte, no lo apoyarían aun cuando fuera un enemigo declarado de este tipo de casamiento.
Con su declaración del miércoles, Obama bien podría atraer a electores que se han sentido defraudados por su gobierno. Tanto demócratas como independientes podrían alinearse ahora con el presidente en la campaña contra el (casi seguro) candidato republicano a la presidencia, Mitt Romney.
“Lucharemos para prevenir que Massachusetts se convierta en Las Vegas del matrimonio homosexual”, dijo recientemente Romney, que fue gobernador de ese estado, el primero que legalizó las uniones de parejas del mismo sexo. Hoy son 6 los Estados, además de la capital federal, Washington D.C., donde el matrimonio gay es legal. El pasado de Romney como gobernador de un Estado liberal de izquierda como Massachusetts no es mirado con buenos ojos por muchos electores conservadores, cristianos y republicanos.
Romney se opone al matrimonio homosexual y este hecho se convertirá en una de las diferencias que serán resaltadas en la campaña electoral. Pero, mientras Obama ha tomado la delantera con su apoyo público, Romney deberá cuidarse para no parecer demasiado rígido al respecto, considerando que las encuestas muestran que hay más estadounidense a favor que en contra del casamiento entre personas del mismo sexo.
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